domingo, 28 de mayo de 2017

Pifia de lavanda

   Como es natural en todo aprendiz que se precie conjugo algunas veces, más de las que desearía, el verbo pifiar. 
   La última, la acabo de cometer, me ha dolido mucho porque estaba encantado de como me iba apareciendo en el papel una acuarela a partir de una fotografía de los campos de lavanda de Aurel en la Provenza. Por intentar solucionar un problema menor he causado otro mayor, con lo cual deberé repetirla cuando se me pase la frustración que me ha causado.

Así iba la cosa en la Fase 1





Así iba la cosa y yo estaba francamente contento del resultado que iba viendo.

Así quedó en la Fase 2 sin rectificar.
    No me acababan de gustar tres de los caballones y la perspectiva de los del fondo a la izquierda, le di a la esponja para limpiar e intertar rectificar el resultado ha sido peor.
 
Aquí hay saturación de color y no me gusta.

   Ha perdido la transparencia y la viveza de color. No quedará otra que volver a comenzar. En fin el aprendizaje de la decepción es así. Paciencia. Me daré unos días de pausa y recomenzaré la tarea. Por pausa entiendo, eso sí, hacer entre tanto otra u otras acuarelas.

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