sábado, 22 de diciembre de 2018

Pintando el ramo por segunda vez.

     Gustar a todos
con tu arte es imposible.
Amarillos y azules,
decía Gustav Klint,
son los imprescindibles.

     
      En junio de 1917, a partir del reportaje aparecido en El País Semanal: Más que ramos, frenesí, pinté la primera versión de esta acuarela. En la revista fantaseaban con que era un ramo barroco en tonos que recordaban a Gustav Klint: Retazos Modernistas lo titulaban. Yo simplemente lo llamé Ramo en tonos amarillos y azules. Fue muy entretenido y agradable pintarlo y armonizar colores complemetarios. 
      Esa acuarela, la primera, podéis verla en la entrada titulada "Las tres últimas acuarelas antes de las vacaciones" 28/6/17. La regalamos a unos amigos de La Palma d´Ebre pero yo la echaba de menos en casa y decidí pintarla por segunda vez. Este es el resultado de mi segundo intento de aproximación. Los colores son ahora más intensos.


Ramo de flores en tonos amarillos y azules 2ª Versión-. Acuarela de 48 x 36 cms. sobre papel Hahnemühle de 280 grs.

martes, 18 de diciembre de 2018

¿La puerta de la felicidad?


Puertas abiertas
nos dan paso a la vida,
no las cerremos.

       Me gustaba esta puerta abierta hacia un jardín quién sabe si el de las hespérides. Sabemos que en la mitología clásica las hespérides (Ἑσπερίδες) eran las ninfas de los árboles frutales que cuidaban de un maravilloso jardín, quizás era éste.
     Para los que no contamos con la suerte de tener un jardín casi cualquiera nos parece maravilloso y deseable. Por otra parte me gustan las puertas abiertas porque nos invitan hacia otros espacios, quizás hacia la vida.
     Desde el punto de vista técnico he trabajado el contraste de colores, cálidos y fríos;  y de planos, plimer plano detallado de la puerta y las tinajas y segundo plano o plano del fondo el espacio que abren: el jardín.  El resultado me parece más que aceptable.

Puerta abierta a la vida. Acuarela de 70 x 50 coms. Papel Guarro 240 grs.


Feliz acceso
facilita la puerta.
¡Vamos sin miedo!

domingo, 9 de diciembre de 2018

Bodegón con membrillos.


Nos da el membrillo,
además de su aroma,
toda su luz.




Bodegón con membrillos. Acuarela de 61 x 46 cms. sobre papel Arches de 300 grs.






   

       Desde hace cinco años unos amigos, Clara y Juan,  nos regalan en otoño una banasta de membrillos que nosotros cocinamos haciendo mermelada, tenemos para todo el año. Este año la cosecha fue más abundante y también hemos hecho, además de mermelada, dulce de membrillo y membrillos al vino tinto con canela y clavos de olor.  Como he tenido también más tiempo antes de cocinarlos, preparé  una sesión fotografica con los membrillos y los materiales de cocina que íbamos a emplear. De esta sesión fotográfica seleccioné una fotografía para hacer un bodegón a la acuarela. Ésta que ahora vemos. Me gusta porque aparecen nuestros utensilios de cocina dándole aspecto cotidiano. Eso crea un vínculo de afectividad con lo que miras.

      Tienen los membrillos amplio recorrido en la pintura y en general en las artes plásticas pero también en la literatura. Cervantes y Cunqueiro se hacen eco de sus cualidades gastronómicas, aromáticas e incluso curativas o hechiceras.  No me extraña son capaces los membrillos de disipar la niebla y guardarla en su corazón.