Por mi ventana
admiro el Palacete
de Larrinaga.
Durante muchos años he admirado, desde las ventanas de mi casa de la calle Francisco de Quevedo, este Palacete colonial magestuoso que nos sorprende cuando paseamos por la calle Miguel Servet. Le tengo un gran cariño, era un referente visual que nos gustaba a toda la familia, así que tenía pendiente pintarlo a la acuarela.
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