Llora La Seo,
ofendida por el sol,
lágrimas de sombra.
Me gusta callejear por mi ciudad, especialmente por la parte antigua, por sus estrechas calles, que en verano saben sortear la luz del sol para conservarse frescas , y en invierno con contínuos quiebros se libran del cierzo. Cuando voy sin prisa, ahora ya la mayoría de las veces, soy como un viejo amante que no se cansa de admirar cada repliegue.
Saliendo del Archivo Provincial una mañana quedé sorprendido y admirado del contraluz que ofrecía la torre de La Seo y me prometí a mí mismo pintarla. Este es el resultado.
Calle Dormer mirando la torre de La Seo. Acuarela de 36 x 48 cms. sobre papel Hahnemuhle. |