Ven el Moncayo,
los chopos cabeceros,
igual que a un dios.
Me gustó la fotografía de la que partí, la descargué de internet, para hacer esta acuarela en técnica mixta con algo de tinta.
Son los chopos cabeceros, una singularidad del paisaje están tronzados por el viento de tal manera que a veces se les llama árboles trasmochos a los que una y otra vez les crecen las ramas desde el tronco. Me atraía la luz de atardecer alargando las sombras y los colores muy nítidos por la luz transparente del invierno.
Bajo el Moncayo
el paisaje idolatra
a su gran dios.